En el punto de partida

Parece que no me cansé de esperar. Y he logrado mi recompensa. Hoy, 26 de mayo, será un día de los que marcan un antes y un después. El sueño que otras veces pensé inalcanzable, por fin se materializa y se hace catódico en forma de un programa de televisión que más que un producto es un guante a mi imagen y semejanza. Tengo la suerte de que me den manga ancha para contar y recibir a 'esperadores' garantía de historias y amenidad.

Me siento como en el parto de la burra. A punto de romper aguas, sólo que aquí no son contracciones y sí un reloj el que marca el inicio. Todo está listo para que cada tarde cobre sentido, para hablar de aquello que no se habla, para ver lo invisible, para llegar más allá, para reír y soñar, para charlar con sentidos, para rozar los infinitos y arreglar el mundo imposible.

Pase lo que pase, dure lo que dure, sé que habré madurado con este proyecto. Saberme del todo responsable más que una carga es un reto que me impulsa, me anima a dar el mil por mil y conseguir que las utopías de la caja tonta exploten en este espacio en desuso, que jugará a no ser uno más. Donde las palabras serán dardos o besos sinuosos, pero siempre provocarán y moverán del sofá. Porque el objetivo es rizar rizos y dar un menú degustación en constante reinvención. Hartos estamos de saber lo que veremos. Bien nos merecemos dotarnos de sorpresas. Y olvidarnos del mando y los dedos saltimbanquis.

Intentaré reflejar alguna interioridad y lo visible con sus dosis en este espacio abierto. Donde esperamos sin desesperar, porque sólo así los sueños se hacen realidad.